¿Qué hay en tu sique? Lo más probable es que tengas 100 pensamientos dando vueltas, algunos buenos y otros malos. Es difícil separarnos de nuestros pensamientos, por lo que debemos reconocer que nuestros pensamientos y mentes son poderosos y una parte importante de nuestra alma. La buena psicología brota de una espiritualidad sana, que Dios nos ha regalado cuando nos arrepentimos y cambiamos nuestra mentalidad a la verdad de la palabra de Dios. La transformación de la mente cambiará tu vida y es un camino que comienza con la entrega a Dios. Aunque vivimos en un mundo donde nuestras mentes están constantemente bombardeadas con todo tipo de información e ideas para ser felices, sanos y santos, se requiere la elección diaria de dejar de pensar como el mundo y convertirnos en un sacrificio vivo para Dios.

Tenemos que adoptar la enseñanza de Jesús para ser felices, saludables y santos

1.  Recuerdos

Los recuerdos del pasado pueden influir en las percepciones del presente. Sin embargo, podemos romper este patrón y transformar nuestras vidas cuando permitimos que la palabra de Dios renueve nuestra mente. Al procesar los recuerdos de nuestro pasado, Dios nos llama a volver a centrar nuestra mente en Él. Reenmarcar nuestros recuerdos permite que las alegrías y tristezas pasadas agudicen las herramientas que Él nos dio para servir a Su Reino.

Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Filipenses 4:8

2. Lo que percibes lleva a lo que crees

Nuestra percepción del mundo da forma a nuestras creencias y la manera en que vivimos nuestras vidas todos los días. Aunque es común escuchar a la gente usar el término “mi verdad”, como creyentes nos aferramos a la verdad absoluta, la verdad de Dios. Percibir la vida de la manera que Dios quiere para nosotros requiere que reformulemos nuestra percepción. La dirección de nuestro enfoque determina el rumbo de nuestra vida. Mantengámonos fieles a la creencia que tenemos en Jesús y al sacrificio que hizo por nosotros. No solo para darnos la eternidad, sino también paz plena, alegría y libertad en nuestra realidad.

El político Arthur Fletcher dijo una vez que "una mente es algo terrible para desperdiciar". Sin embargo, cuando construimos nuestros recuerdos, percepciones y creencias sobre el fundamento de Cristo Jesús, nuestra mente se convierte en una herramienta invaluable para la transformación. Con la renovación constante de nuestros pensamientos de acuerdo con la voluntad de Dios, es seguro que se producirán cambios positivos y productivos.