¿Alguna vez te perdiste en un edificio nuevo y no estabas seguro de qué puerta abrir? Sin la dirección y la guía adecuadas, podemos perdernos fácilmente o entrar por una puerta por la que nunca deberíamos haber pasado. También podemos ponernos ansiosos tratando de averiguar cuál abrir y quedarnos atrapados en el pasillo. Sin embargo, con Jesús como nuestro guía y fuente de verdad, podemos estar seguros del camino que debemos tomar. Él nos busca y nos encuentra donde estamos para conducirnos a la puerta correcta. Si alguna vez te encuentras en una situación en la que no puedes distinguir las mentiras de la verdad, abre la palabra de Dios y encontrarás el camino a la vida.

Nuestra respuesta y antídoto se encuentran en Jesús

1. Puertas abiertas y cerradas

Una de las cosas más misericordiosas que Dios puede hacer por nosotros es cerrar una puerta por la que no debemos cruzar. A veces sentimos curiosidad por saber lo que viene a continuación en nuestras vidas pero Dios nos mantiene a salvo mostrándonos Su plan para nuestras vidas. Si Dios cierra una puerta, nadie la puede abrir y si Dios abre una puerta, nadie la puede cerrar.

Apocalipsis 3:8 Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre.

2. Obediencia

La obediencia a menudo es un requisito para ser parte de un equipo deportivo, un trabajo o incluso un hogar y tener acceso a todos sus beneficios. De la misma manera, la obediencia a Dios es nuestra puerta de entrada a todas sus promesas. Aunque obedecerle no compra su amor, nos abre las puertas a sus bendiciones.

El trabajo de Dios no es obedecernos, sino viceversa. El discernimiento en oración es clave para reconocer su liderazgo en nuestras vidas. No aprendemos lo que es verdad estudiando lo que es falso. Su palabra nos mantiene cimentados en la perseverancia paciente, mientras Dios abre y cierra puertas en nuestras vidas. Al reflexionar sobre las verdades de Dios, podemos distinguir mejor las puertas que Él abre de aquellas que nuestros deseos terrenales nos tientan a abrir a la fuerza. A medida que confiamos en Dios con seguridad y caminamos en obediencia, su favor nos llevará a las promesas que Él nos ofrece gratuitamente. Dios nos ama y promete justicia de nuestros enemigos, protección del mal e identidad en Él.